MIS LECTORES

martes, 17 de diciembre de 2013

El uso de las armas blancas o punzantes no ha sido establecido como una patología de los asesinos de gays  

Boca arriba en la cama de la alcoba principal de su apartamento, con una puñalada en el cuello y otras dos en el tórax, fue hallado el cadáver del cineasta Jean Luis Jorge, el 13 de marzo de 2000.Con la misma saña, aunque con la agravante de que fueron 32 las heridas, el periodista Víctor Gulías fue asesinado la noche del 28 de marzo de 2007, en su apartamento del residencial Ortega y Gasset.
En idénticas circunstancias, en la cabaña de un motel de la avenida George Washington, también fue asesinado Juan Miguel Bretón Mieses (Micky Bretón), productor del espacio de televisión “Relatos”.
Con anterioridad a estos asesinatos, el cadáver del médico Jesús Díaz Almánzar fue encontrado degollado dentro de una cabaña de la autopista de San Isidro.
Estos crímenes son apenas algunos de los múltiples casos de la violencia entre parejas heterosexuales ocurridos en los últimos años. El más reciente asesinato de esta naturaleza ocurrió el pasado 25 de enero, cuando William Cordero, gerente de Ventas del periódico El Nacional, fue muerto de cinco puñaladas en su residencia del sector El Millón, en el Distrito Nacional.
En cada caso las investigaciones policiales concluyeron, inalterablemente, un mismo patrón de conducta criminal y las mismas evidencias: víctimas homosexuales, armas cortantes o “blancas” como instrumentos para la comisión del crimen, ensañamiento y que los asesinos son de estratos bajos y de escasa formación, regularmente dispuestos “a lo que sea” para estar en el medio.
Evaluación siquiátrica
Sin embargo, no todas estas evidencias son suficientes para que se establezca científicamente que exista una patología del crimen pasional y su vinculación con la homosexualidad.
Nelson Moreno Ceballos, ex presidente de la Asociación Dominicana de Siquiatría y miembro de la Academia de Ciencias, sostiene que lo que sí se ha demostrado es que “el homosexual no sólo nace, sino que se hace”.
Casi siempre, asegura, los crímenes entre parejas heterosexuales ocurren
cuando el victimario, conocido como el “bugarrón”, se opone a que el homosexual lo penetre analmente, situación que degenera en una confrontación violenta que culmina con la muerte del amanerado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario