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miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Por qué no nombraron perredeístas?



Orlando Gil
DE KINDER GARDEN.- La niña entre tres y cuatro años sentada a la mesa mete la mano en el plato del padre, y éste sorprendido pregunta: “¡Oh! ¿Y eso?”, y ella con la mayor inocencia responde: “Papi, tienes que aprender a compartir”. Entonces contó su experiencia de esa mañana en el colegio, cuando la profesora tomó su merienda y la juntó con las de sus compañeritos y todos comieron de una sola bandeja, sin ningún tipo de exclusión ni discriminación. Eso que ocurrió, y debe seguir ocurriendo en kinder garden, es lo que muchos perredeístas no comprenden ni aceptan: que en política o en el partido, al igual que esos párvulos, se puede compartir. Si no golosinas, por lo menos aspiraciones, propósitos y hasta liderazgos. No tienen una educadora que los obligue, pero de adultos deben recordar maneras que promuevan la solidaridad y la convivencia. Tal vez Hipólito Mejía no, en Gurabo, pero sí Miguel Vargas, en la capital, pudieron recibir esas lecciones de humanidad. Que no debieron olvidar, aun cuando bíblicamente se habla que no solo de pan vivirá el hombre…
TODOS EN LA ESTACADA.- El cuento viene a camino porque los perredeístas, en ese afán, locos por pelear, no ven las realidades que se ponen delante de sus ojos. La transición se hizo larga hasta para el chisme, y los perredeístas tuvieron que angustiarse igual que los peledeístas esperando que el presidente electo decidiera su gabinete. Los seguidores de Hipólito Mejía fueron más insidiosos y daban por seguro que sus oponentes internos irían a altos cargos. Los de Miguel Vargas no les hacían el juego, pero era evidente que confiaban, aguardaban y creían en la posibilidad de que el reparto los alcanzara. Los decretos nunca son malos y la buena sombra cobija y da fresco. Sin embargo, al paso de los días, esas expectativas se fueron esfumando. Hasta el día de hoy ningún perredeísta cercano a Vargas fue nombrado, y por lo que se ve y se dice, los sombreros se acabaron y muchas cabezas de peledeístas siguen destocadas. ¿Qué fue lo que falló que Danilo Medina no buscó refuerzos entre los perredeístas, ni del lado de Vargas, pero tampoco de Mejía?...
BUSCARON SU LADO.- Esa burbuja estalló sin que nadie le pusiera la mano, y sin que el sol fuera más caliente que el verano. La lógica de la circunstancia mandaba que se nombraran perredeístas en cargos de importancia, fuera como cuñas para rajar más el palo del partido blanco, o por requerimientos de la gobernabilidad. Incluso, hay que reconocer la buena voluntad de los líderes perredeístas, puesto que fueron más que evidentes sus ofrecimientos de colaboración. No lo dijeron con palabras, pero en política los gestos son suficientes. Vargas hizo pública su disposición de llegar a acuerdos, que en su caso no serían más que continuación de los que firmó con Leonel Fernández. Mejía, por su lado, hizo plante y se movió por el salón como la quinceañera que se sabe buena y espera que el mejor de los galanes la invite a bailar. Dijo que con Medina cualquier cosa, siempre que no fuera en el Palacio ni incluyera a la gente de Fernández. Era una cuña a la inversa, pero en todo caso fuera clara su búsqueda de acercamiento y –¿quién sabe?– de entendimiento…
ABRIERON EL PICO .- El presidente Danilo Medina, aunque de naturaleza política rara, tiene sus genialidades. Ahora, por ejemplo, hizo que los pajaritos del PRD abrieran el pico sin que se sintiera obligado a echarles comida. No solo no nombró a nadie de importancia, sino que tampoco tocó esas puertas, a pesar de que ambas estaban totalmente abiertas. Nadie conoce de ningún encuentro entre el Medina presidente electo o en funciones con las dos cabezas del PRD. Es decir, que el PRD no está en el gobierno, y pudo haberlo estado. La distancia de uno o de otro puede ser más larga o más corta, pero no hay presencia física, y eso no es cualquier cosa. Significa que la institucionalidad del partido está incólume, que ninguno de los grupos faltó a sus normas, y que las suposiciones, además de aviesas, fueron intentos fallidos de dañarse. ¿Cuántos no advirtieron que no podía tratarse nada con el gobierno sin antes conocerlo la Comisión Política, o denunciaron a compañeros con nombres y apellidos que ocuparían posiciones en la administración de Medina? Con esos, ahora, ¿qué se hace? El PRD sigue en la oposición, aunque fuera –como se tiene visto– porque no los llamaron…

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