MIS LECTORES

domingo, 9 de julio de 2017

¡LAZARO, VEN FUERA!
San Juan 11: 1, 43
Por Evang. Juan J. Rosario s.
La enfermedad y muerte del llamado Lázaro registrado en el Evangelio Según San Juan, es una historia conmovedora y reveladora del gran poder de Dios exhibido a través de su hijo Jesucristo.
El Apóstol Juan inicia su relato estableciendo que estaba enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, donde residían María y Marta, hermanas de éste.
De acuerdo a esta escritura las hermanas del enfermo conocían que este tenía un amigo que le llamaban Jesús, pues inmediatamente se enteraron de la enfermedad de Lázaro, enviaron a un mensajero para que le dijeran al maestro: ¨He aquí el que amas está enfermo.
Pero Jesús, quien era un hombre pragmático, oyó al mensajero y proclamó lo siguiente: Esa enfermedad de mi amigo no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella.
Vemos como Jesucristo profetisa lo que iba a ocurrir con este acontecimiento, diciendo que primero la enfermedad no era para muerte, pero sabía que Lázaro pasaría por ese estado, pero que en esa situación a Dios le darían gloria y que él que es su hijo, demostraría su poder con ella.
Una lección muy importante para todos nosotros que un día confesamos que creemos en él, pero que en muchas ocasiones nuestra fé mengua cuando nos encontramos de frente con la enfermedad o la muerte.
Y mire que profundo es lo que continúa, pues cuando Jesucristo confirmó lo que trajo el mensajero en relación a su amigo Lázaro, a propósito, se quedó en el lugar donde estaba dos días más, según el versículo 6 del capítulo 11 de San Juan.
Un poco más tarde cuando tiene un diálogo con sus discípulos, les dice, con esa confianza que le caracterizaba: Nuestro amigo Lázaro duerme; más voy para despertarle.
Esta parte nos lleva a 1 Corintios 15: 51 donde el Apóstol Pablo afirma: He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Y el Apóstol de los gentiles reafirma esa seguridad cuando le escribe su primera carta a los hermanos de Tesalónica cuando indica: Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de Arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tesalonicenses 4: 16
Muchas veces los discípulos de Jesús pecaban de ignorantes, pues en todo momento el Maestro les corregía, les enseñaba y muchas veces le regañaba con amor. 
En los diálogos que sostuvo con estos antes de llegar al escenario para demostrar que el vino para vencer a la muerte, los discípulos a coro le dijeron que si Lázaro dormía, tenía posibilidades de sanar, pero Jesús le dijo claramente Lázaro ha muerto, y que se alegraba de que ellos no estuvieran en el lugar donde estaba su amigo pues iban hacia donde el e iban hacer testigo del primer nocaut a la muerte para que creyeran en su poder.
Hermanos y amigos, Dios ha querido que hagamos este análisis acerca de este acontecimiento precisamente para que no sigamos dudando del poder que Dios le confirió a su Hijo Jesucristo y que en su nombre podemos lograr grandes cosas de manos de su Padre Jehová.
Y mire ahora el drama que envuelve esta patética historia; cuando Jesús llega halla que hacía cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro, un día más de los que él estaría en el corazón de la tierra después de su muerte.
Marta, sale al encuentro de Jesús, pues este no participó en el velatorio de su amigo, y estando éste frente al sepulcro, le dice si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto, sencillamente porque esta mujer sabía que Jesús tenía poderes extraordinarios para sanar a su hermano que ya había fallecido, apelando a lo siguiente: Sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Nos imaginamos ese tipo de mirada fija y de autoridad que Jesús tenía, la cual utilizaría para sentenciar lo siguiente a Marta: Tu hermano resucitará. A lo que esa mujer llena de incredulidad le dice que ella sabe que eso sucederá en los días venideros a lo que Jesús responde: Yo Soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
En múltiples ocasiones para Jesucristo accionar milagros le preguntaba a la persona que lo iba a recibir si creía y esto le pregunta a Marta ¿Crees esto?
Si estaba segura que él era el que representaba la resurrección y la vida, a lo que contestó que sí, que era el Cristo, el Hijo de Dios.
Después de ahí se producen otros diálogos e inclusive Jesús no había entrado al lugar donde vivían Marta, María y Lázaro, es cuando éste convoca a María al encuentro y cuando sucede también esta repite lo que dijo Marta: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Este es un punto de esta historia impactante, pues Jesús cuando ve ese cuadro de dolor y llanto, humano 100% se estremeció y se conmovió y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Y le dijeron: Señor, ven y ve; y al ver sencillamente, ese hombre Todopoderoso lloró.
Y aquí existen muchas interpretaciones de ese lloro de Jesús, pues los mismos judíos interpretaron que era porque le amaba y otros se hicieron la pregunta cual Marta y María que si Jesucristo hubiera estado en el momento de su enfermedad no muere, pues se preguntaron ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho que Lázaro no muriera? Juan 11: 37.
Es importante resaltar que Jesús se conmovió dos veces, primero cuando le dijeron que viera donde pusieron a su amigo y segundo cuando volvió al sepulcro, en esta última ocasión dijo que quitaran la piedra que tapaba la gran cueva del sepulcro y miren que cosa, Marta, aquella que se lamentaba por la muerte de su hermano, le pone una contraria al maestro cuando le dice: Señor, hiede ya, porque han pasado cuatro días.
Muchas veces nosotros nos comportamos como esta mujer, nos lamentamos, recibimos azotes de la vida, pero vemos que éstos no se pueden quitar del camino con el poder de Dios. No importa el tamaño del problema, ni los días que lo tengas, y por eso es que Jesús tiene que decirnos ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Miren que detalle más interesante para que nosotros entendamos que Jesucristo no utilizaba el poder que le había conferido su padre de manera caprichosa, pues en el versículo 41 se indica que quitaron la piedra donde había sido puesto el muerto.
Ahora llega la escena súper impactante de esta historia.
Jesús, alzó los ojos a lo alto, dijo: Padre, Gracias te doy por haberme oído.
Este milagro de resurrección tenía, según nuestro entender, tenía como objetivo principal que no solo las hermanas de Lázaro, principalmente Marta creyera en Él, sino también todos los que en derredor presenciaban ese acontecimiento.
Cuando Jesús terminó la corta oración que se registra en los versículos 41 y 42 del capítulo 11 de San Juan, clamó a gran voz: ¡LAZARO, VEN FUERA!, y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.

Y para cerrar con broche de oro el milagro de liberación de la muerte física, dijo DESATADLE, Y DEJADLE IR.

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