EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA
Por Pastor William M. Wachtel
¿Qué día es hoy? ¡Hoy es el día de la salvacion! (2 Corintios 6:2) Dios quiere que nosotros sepamos las buenas noticias que él está anunciando al mundo, y que las entendamos bien. El Padre celestial promete establecer un gobierno nuevo que va a extenderse sobre toda la tierra y que va a reemplazar a todos los gobiernos actuales de este mundo. (Apoc. 11:15,18; 5:9,10.) Si el país donde yo vivo va a tener nuevo gobierno, ¿no querría yo saberlo? ¿Por qué vivir en ignorancia de los cambios importantísimos que han de realizarse muy pronto?
La Capital del Planeta Entero
En nuestros días el mundo no tiene una capital sobre todos los países. Cada nación tiene su propia capital, muy celosamente autorizada contra todas las demás. La Biblia describe una época venidera cuando “de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isaías 2:3). Jesucristo declaró que Jerusalén “es la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:35). En tiempos antiguos el gobierno teocrático de Israel tenía su centro en Jerusalén, donde se colocaba el trono del rey.
A causa de la desobediencia de su pueblo Israel, Dios trastornó ese gobierno y declaró: “A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré” (Ezequiel 21:27). Por eso la Santa Ciudad comenzó a ser hollada por los gentiles hasta que se cumplieran los tiempos de los gentiles (Lucas 21:24). Además, el pueblo de Israel fue llevado cautivo a todas las naciones en 70 A.C., según lo que había profetizado Jesucristo cuarenta años antes.
Desde aquel tiempo hasta hoy mismo, “la ciudad del gran Rey” ha existido sin su Rey, sin su trono teocrático, sin ser la capital de toda la tierra. ¿Significa esto que las promesas de Dios no se cumplen? ¡En ninguna manera! “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Rom. 3:4). Si queremos recibir el favor de Dios, tenemos que creer sus promesas, confiarnos de su palabra. Así le fue contado a Abraham por justicia (Gén. 15:6; Rom. 4:3). Aunque todavía no se han cumplido todas las promesas de Dios, se han de cumplir todas a su tiempo. Conque no debemos dudar a nuestro Dios, ni sospechar su palabra.
Dijo el Apóstol Pablo: “No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitude de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá a Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados” (Rom. 11:25-27).
Hoy día, se ve escrito mucho tocante a Israel y a Jerusalén en las noticias internacionales. Se considera un problema de importancia mundial la lucha entre los árabes e Israel. Hay muchos que creen que esa lucha podrá ser la chispa que va a encender una guerra global, guerra de consecuencias horribles para la humanidad. Profetizó el Señor Jesucristo: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7). Dijo también, “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobre-vendrán en la tierra; porque las potencies de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:25,26).
Si nos damos cuenta de que ya comenzaron a cumplirse tales profecías, entendemos también que ya no hay mucho tiempo para que uno se prepare a ser heredero de todo lo que Dios ha prometido. Como leímos al principio de este artículo, “Hoy es el día de la salvación” (2 Cor. 6:2). Si el lector tiene preguntas acerca del plan de Dios o de lo que se necesita para cumplir con la voluntad de Dios,
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