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miércoles, 13 de enero de 2016

Las imposiciones en el PRM

Por: Orlando Gil
PODER DE UNO.- La explicación oficiosa de la situación interna del PRM sería una variante de lo que en otros términos se conocía como centralismo democrático. Por ejemplo, dicen que las alianzas no terminan, que se sigue a la espera de que los disgustados del PLD monten cabeza de playa desde Moderno, que ese asunto lo maneja Luis Abinader de manera personal, con el auxilio “técnico” de Manola Báez. Ésta llevaría una lista en la que quita y pone nombres en los espacios de candidatura según le ordene su jefe político. A más de un aspirante se la ha oído decir “déjame hablar con Manola”, aun cuando sabe que ella no tiene en sus manos decisión al respecto. Simplemente anota, registra, y en caso posible, sella. Uno que otro, en cambio, advierte, amenaza, y aunque declara por lo bajo, se teme que ese ánimo contagie y los escarceos se conviertan en revuelta de padre y señor mío. El trance luce imposible, pues la generosidad con el extraño y el despojo al propio nunca podrán avenirse. A uno se le regala lo ajeno y al otro se le niega un derecho. La imposición, por la vía que sea, resulta odiosa. Además, se dijo desde el principio, y así figura en el reglamento, que la encuesta era una prioridad, nunca una obligación…
AGUA PASADA.- La encuesta es un instrumento, pero para que sea válido debe ser aprobado por las partes, ya que en derecho se considera ley lo que se acuerda entre particulares. Aunque no sea una legalidad que pueda alegarse ante el Tribunal Superior Electoral. Esta discusión quedó clara, e incluso debe constar por escrito, cuando se suscitó para la escogencia del candidato presidencial entre Hipólito Mejía y Abinader. Es decir, que en base a ese antecedente, existen condiciones para que cualquier aspirante reclame convención. Y convención es lo que no quiere el candidato, la dirección del partido y la Comisión Electoral. La situación, como se ve, es grave, y podría decirse que peligrosa, pues el tiempo apremia y solo la candidatura de Abinader responde al mandato de la ley electoral. Fello Suberví es el que por el momento hace más ruido, pero no es el único caso. Los aspirantes a senador por la capital no dicen nada, pero se mantienen a la expectativa, y se sabe de ofrecimientos encubiertos para que depongan actitudes y acepten posiciones de menor rango…
PASOS A DAR.- El PRM necesita reunir su Comisión Política para aprobar las alianzas, escoger sus candidatos a nivel nacional y celebrar asambleas de delegados en todos los municipios. Después que se haga la escogencia de las candidaturas municipales (alcaldes, regidores, directores y vocales) se procederá a aprobarla como ordena la ley electoral. Ahí podría la puerca retorcer el rabo. Los estatutos del PRM establecen de manera transitoria que los dirigentes municipales, la mayoría de los cuales está aspirando, y por tanto son partes del conflicto, conformarán las asambleas de delegados que deberán proclamar a los nominados. Esto es, juez y parte. Así la cuestión, los problemas no cesarán, sino que se multiplicarán. Realizar estas acciones y resolver los conflictos que de seguro se producirán, así como cumplir con los procedimientos internos y los posibles recursos ante el Tribunal Superior Electoral, no llevará un día ni dos, y se corre el riesgo, y no es exageración, de que llegue el 15 de marzo, fecha límite para inscribir candidaturas, y el PRM no haya superado la prueba…
LAS TURBULENCIAS.- Pero no se crea que los aliados tienen mejor situación, y lo que sucede en el PRM replica por lo menos en el PRSC. Armar la boleta reformista no será un paseo, y ya se sienten las turbulencias, aunque todavía no la tormenta. Lo mismito. El Partido Reformista Social Cristiano decidió en asamblea de febrero del año pasado recorrer su propio camino, dando lugar a que muchos compatriotas decidieran lanzarse tras una posición electiva. Entonces se supo de 191 candidaturas, un reflejo de una organización viva y en capacidad de dar la pelea: 14 senadores, 58 diputados, 65 alcaldes y 60 directores. Ahora, y con la alianza, nada de eso va. Lo último que se cuenta es de un diputado que se creía seguro, y de un momento a otro lo dejaron sin ropa en la calle. Le pidieron que bajara de rango, y que aceptara una regiduría. El hombre se puso como el diablo, mandó al proponente a donde siempre se manda, y se fue del partido. Lo vieron de lo más sonriente con Johnny Jones, quien aunque no administra un cementerio, a cada reformista le tiene su nicho…

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