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domingo, 1 de noviembre de 2015


EL CRISTIANO FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA POLÍTICA

              La paradoja de estar en el mundo y no ser del mundo (Juan 17:16)

Jesús,  citado por Juan, dice en su oración de Juan 17 que estamos en el mundo (17:11) pero al mismo tiempo no somos del mundo (17:16).
Esta paradoja se entiende si se aprecia los dos sentidos en que el término mundo se usa en este capítulo. 

“Estamos en el mundo” en el sentido de que somos parte de esta sociedad humana donde nos ha tocado vivir.

“No somos del mundo” en el sentido de que no pertenecemos a este sistema terrenal que no conoce a Dios y vive separado de él.
Esta misma figura la presenta Pablo en algunas de sus cartas (Ef.2:19; Fil.3:20; Col.3:1-3).

Este paradójico pensamiento ha llevado a algunos cristianos a pensar que no es propio del creyente participar en asuntos políticos ya que eso sería equivalente a participar del mundo y sus estructuras de poder.

Según este pensamiento, mantenerse “alejados del mundo” incluye alejarse también de la política y de todo lo que ella representa.
Definición de la política

En este breve ensayo se entenderá el término “política” como la forma en que una sociedad se organiza para administrarse a sí misma y todas las acciones que se derivan de dicha organización.

Donde hay seres humanos, debe haber algún tipo de acuerdo y organización que permita el desarrollo de las personas de acuerdo con lo que ellos determinen que es lo mejor para su grupo.

Es necesario que un grupo social tenga claro quién o quiénes ejercerán el liderazgo del grupo, a través de cuáles mecanismos se llegará a tal decisión, cuales criterios se usaran para mantener el orden (castigos/recompensas), cuáles serán los deberes y derechos de las personas. En otras palabras, definir “las reglas del juego” de la sociedad.

La política es necesaria e inevitable en cualquier grupo humano y es consustancial con la sociedad misma.

Es una actividad necesaria para mantener el orden, justicia y progreso que motivan a los seres humanos a seguir siendo parte del grupo al cual pertenecen.
En cierta manera a eso se refirió Dios cuando le dijo a Noé:

                El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a  imagen de Dios es hecho el hombre. (Gen 9:6 )

En este versículo por primera vez se hace mención de la autoridad delegada que el hombre tiene de hacer justicia y establecer mecanismos para controlar la violencia y mantener un clima de concordia y paz entre los ciudadanos. Eso es política en el sentido más completo.

Hay quienes señalan que la política es del diablo atribuyendo a Satanás tanto el origen como la principal influencia detrás del hecho político. Sin embargo, a la luz de lo comentado en Génesis 9:6, fue Dios quien estableció las bases de la política como recurso para el gobierno de la raza humana.

No se debe confundir la política con la politiquería, el partidismo político ni las ideologías detrás de los partidos.

El hecho de que hombres pecadores imperfectos cometan errores en la forma como ejercen responsabilidad de gobierno no anula la bendición que Dios regaló a la humanidad al establecer el gobierno como mecanismo para la búsqueda de la paz y concordia entre semejantes (Rom.13:1-4).

Al mismo tiempo debe señalarse que cualquier estructura de gobierno que tenga una sociedad va a obedecer a una forma específica de entender cómo deben ser las relaciones sociales, el uso del poder, las formas y medios de producción, el tamaño y control del Estado, el uso de los recursos, la distribución de las riquezas, etc.

En otras palabras, habrá una ideología o filosofía política de cómo debe ejercerse el gobierno.

Tradicionalmente se ha distinguido dos tipos de ideologías predominantes (con variantes intermedias): ideologías de izquierda (socialismo, comunismo) con un énfasis en la igualdad social y mayor control del Estado, y las ideologías de derecha (conservadurismo, liberalismo) con énfasis en la propiedad privada y el libre mercado.

LOS DESAFÍOS DEL CRISTIANO FRENTE A LA POLÍTICA

Ha sido para el creyente todo un desafío tener una actitud bíblica y equilibrada frente al poder político en cada periodo de la historia que la iglesia ha vivido.

La respuesta de Cristo a los discípulos de los fariseos y herodianos en Mateo 22:21 no ha sido fácil de aplicar por la iglesia: “Dad al Cesar lo que de Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Parece que Dios y el César se han mantenido en una tensión permanente.
Hubo momentos en que la iglesia hizo alianzas con el poder político, llegando incluso a mimetizarse con este. En esa condición, Dios y el Cesar eran uno solo.

En otros momentos, la iglesia se distanció del poder político rechazando toda participación ciudadana en la política por considerarla impropia de un cristiano. En esa condición, Dios y el Cesar se excluían mutuamente.

¿Cuáles son algunos desafíos puntuales que la iglesia tiene frente a sí en su relación con el poder político?

EL DESAFÍO DE LA FIDELIDAD ABSOLUTA A JESUCRISTO

Un peligro que corroe el cristiano en su relación con el hecho político es llegar a colocar su fidelidad a alguna causa política por encima de su fidelidad a Dios

El cristiano no tiene prohibido por la Escritura formar parte de algún grupo o movimiento político pero esta participación debe llegar hasta el punto en que dicho partido o movimiento comprometa sus principios cristianos. Siempre es bueno recordar que conviene obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29).

Por esta razón es muy importante que antes de pertenecer a algún movimiento o partido político revise muy bien los fundamentos ideológicos que lo sustentan y también estar atentos de la forma como el liderazgo de dicho movimiento entiende y aplica dichos fundamentos. 

No debemos hacer alianzas con ningún grupo que en su ideología o actuación deshonren a Dios.

EL DESAFÍO DE LA MILITANCIA CRISTIANA ACTIVA

El creyente ya tiene por definición una militancia activa como ciudadano del reino de los cielos. Todo creyente tiene una misión que cumplir enfocado en la restauración integral del hombre. Jesús definió su propia misión con estas palabras:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18-19)

Es importante notar cuan integral era la misión de Jesús. Tocaba el cuerpo, las emociones y el espíritu de los pobres, quebrantados, cautivos, ciegos y oprimidos.

El pecado afecto a la totalidad del ser humano y lo alejó de Dios y de sus semejantes. Por lo tanto la misión de Jesús debía afectar también al hombre integralmente y acercarlo de nuevo a Dios y sus semejantes en una auténtica relación de amor.

Después de su resurrección Jesús les dijo a sus discípulos: “Como el Padre me envío así también yo los envío” (Juan 20:21). Esto significa que la misión del creyente no es diferente que la misión de Jesús.  También nosotros debemos “pregonar el año agradable del Señor” ayudando a toda persona posible a restaurar su comunión con Dios mostrando en nuestra conducta la justicia, la paz y el amor.

Casi todos los partidos y movimientos políticos también tienen como objetivo ayudar al ser humano. Pero solo la misión del cristiano tiene el respaldo divino para una verdadera y profunda trasformación (Mateo 28:19-20). Los partidos necesitan militantes para cumplir sus objetivos pero un creyente que es un militante activo y comprometido del Señor Jesús no necesitará de ninguna plataforma política para ayudar a los necesitados, socorrer al menesteroso y llevar un mensaje de esperanza al afligido.

EL DESAFÍO DE APEGARSE A LA VERDAD

Cuando hay luchas de poder entre aquellos que aspiran el gobierno, la mentira puede ser un arma muy poderosa. La estrategia de desprestigiar al otro señalando acusaciones que no son ciertas ha dado resultado en muchas contiendas políticas y partidistas.

Los medios de comunicación son utilizados indiscriminadamente para propagar información que no es veraz, cuyo único objetivo es la destrucción de la imagen de personas y grupos políticos. Mucha gente que toma como ciertas las informaciones propagadas por los medios, utiliza esta información para formarse una idea del carácter y comportamiento ético de las personas. El resultado, por lo general, es una visión distorsionada de la realidad, sea porque es exagerada negativamente o magnificada positivamente.

Para el cristiano esta situación le presenta un conflicto importante.  Cristo exige de sus discípulos que hablen solo lo que es verdadero (Efesios 4:25; Colosenses 3:9). 

Entonces como creyentes no podemos caer en el juego de repetir algo solo porque alguien lo dijo o porque apareció reseñado en la prensa. Podríamos estar colaborando con la mentira que alguien ha echado a rodar para desprestigiar a otro. Nuestro compromiso inquebrantable es con la verdad y para ellos debemos agotar todas las instancias posibles para estar totalmente seguros de lo que vamos a creer o decir a los demás.

Atención especial merecen el uso de las redes sociales. Por ser una forma rápida y masiva de hacer circular información, mucho creyentes no toman el tiempo de comprobar la veracidad de la información y la comparten con su grupo, haciéndose participes y propagadores de la mentira, de lo cual sin duda daremos cuenta a Dios.

EL DESAFÍO DE MANTENER EL TESTIMONIO PERSONAL

No importa cuál sea nuestra afinidad con una determinada tendencia política, sobre todas las cosas debemos mantener limpio nuestro testimonio personal ante los que no conocen a Dios. Pedro exhorta a los creyentes a que silencien las intrigas de aquellos que los acusaban haciendo el bien (1Ped.2:15-16).

Algunos creyentes lamentablemente han cedido a la presión política y han fallado en asuntos como ofrecer lo que no pueden cumplir (típico de muchos políticos), una vez que llegan al cargo se distancian de aquellos que lo apoyaron o no se mantiene sensible a sus necesidades, entran en contiendas amargas contra los que se oponen a sus ideas políticas, no denuncian actos de corrupción, inmoralidad o falta de ética  cuando los señalados son de su propio partido o cuando la denuncia les puede costar su carrera política. En estas y varias otras formas se puede dar un mal testimonio ante aquellos que no conocen al Señor alejándolos de la posibilidad de conocer al Dios que puede trasformar la vida de las personas.

Otra forma en que podemos fallar en nuestro testimonio es la manera como expresamos nuestra inconformidad con las actuaciones del gobierno o de algún funcionario del Estado.

Las instrucciones apostólicas sobre la sujeción a los gobernantes no significan que no podemos expresar nuestra inconformidad o desacuerdo con las decisiones o políticas que ellos asuman. 

Algunos ejemplos sirven para ilustrar este punto. En Hechos 4:19 y 5:29 los apóstoles confrontaron a las autoridades del Concilio porque estos les habían prohibido predicar el evangelio. Ellos consideraron justo expresar su desacuerdo con las autoridades y, aunque lo hicieron de forma respetuosa, fueron muy firmes en su postura.

El apóstol Pablo en Hechos 16:37-40 y 22:25-30 igual confronta a las autoridades por procedimientos arbitrarios que estaban  realizando en cuanto a su integridad física y el testimonio del evangelio. Entonces, tanto Pedro como Pablo expresaron su desacuerdo a las autoridades con algo que ellos no consideraron correcto y que afectaba la misión que Dios les había encomendado y su integridad física.

De la misma forma, el creyente puede (y debe) expresar su desacuerdo cuando algún funcionario del Estado o de gobierno actúe de forma inadecuada o irresponsable. Pero expresar tal desacuerdo implica que se deben seguir los canales que las mismas leyes ofrecen para ello y que no estén reñidos por la ética cristiana.

Se comparten aquí algunas recomendaciones:

Toda actuación de un creyente frente a los gobernantes o funcionarios de Estado debe ser antecedido de un tiempo de oración y profunda dependencia de Dios. Debemos revisar nuestras motivaciones para descartar que estén fundamentadas en ambiciones egoístas, rivalidades carnales o revanchismo.

Es necesario conocer bien las leyes que nos amparan porque toda actuación debe hacerse dentro del marco de las leyes.

Las formas violentas de manifestación o que afecten el derecho de los demás, deben ser descartadas.

Debe haber total seguridad que aquello que se va a expresar es absolutamente verdadero y demostrable.

Toda expresión de inconformidad debe hacerse en un tono respetuoso y humilde.
Es necesario recordar que nuestra confianza final está en Dios, no en lo que pueda hacer el hombre.

EL DESAFIO DE AMAR A LOS QUE NO PIENSAN IGUAL 

Las polarizaciones políticas suelen despertar las más profundas pasiones de animadversión entre las personas. Es difícil para alguien que  está totalmente identificado con un proceso político discutir con alguien que no piense igual y mantener la calma y el respeto por la otra persona.

Jesús llama a sus discípulos a amar a los enemigos (Mat 5:43-44). Esto tiene implicaciones puntuales en la forma como un cristiano debe tratar a aquellos que políticamente adversan sus ideas.


A diferencia del que no tiene temor a Dios, un creyente debe orar, bendecir, perdonar, hacer el bien, saludar con afecto, respetar y tener en alta estima al que no piensa como él. En una palabra, amarlo genuinamente (Rom.12:20-21)

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