EL CRISTIANO FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA POLÍTICA
La paradoja de estar en el mundo y no ser del mundo (Juan 17:16)
Jesús, citado por
Juan, dice en su oración de Juan 17 que estamos en el mundo (17:11) pero al
mismo tiempo no somos del mundo (17:16).
Esta paradoja se
entiende si se aprecia los dos sentidos en que el término mundo se usa en este
capítulo.
“Estamos en el mundo”
en el sentido de que somos parte de esta sociedad humana donde nos ha tocado
vivir.
“No somos del mundo” en
el sentido de que no pertenecemos a este sistema terrenal que no conoce a Dios
y vive separado de él.
Esta misma figura la
presenta Pablo en algunas de sus cartas (Ef.2:19; Fil.3:20; Col.3:1-3).
Este paradójico
pensamiento ha llevado a algunos cristianos a pensar que no es propio del
creyente participar en asuntos políticos ya que eso sería equivalente a
participar del mundo y sus estructuras de poder.
Según este pensamiento,
mantenerse “alejados del mundo” incluye alejarse también de la política y de
todo lo que ella representa.
Definición de la
política
En este breve ensayo se
entenderá el término “política” como la forma en que una sociedad se organiza
para administrarse a sí misma y todas las acciones que se derivan de dicha
organización.
Donde hay seres
humanos, debe haber algún tipo de acuerdo y organización que permita el
desarrollo de las personas de acuerdo con lo que ellos determinen que es lo
mejor para su grupo.
Es necesario que un
grupo social tenga claro quién o quiénes ejercerán el liderazgo del grupo, a
través de cuáles mecanismos se llegará a tal decisión, cuales criterios se
usaran para mantener el orden (castigos/recompensas), cuáles serán los deberes
y derechos de las personas. En otras palabras, definir “las reglas del juego”
de la sociedad.
La política es
necesaria e inevitable en cualquier grupo humano y es consustancial con la
sociedad misma.
Es una actividad
necesaria para mantener el orden, justicia y progreso que motivan a los seres
humanos a seguir siendo parte del grupo al cual pertenecen.
En cierta manera a eso
se refirió Dios cuando le dijo a Noé:
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada;
porque a imagen de Dios es hecho el hombre. (Gen 9:6 )
En este versículo por
primera vez se hace mención de la autoridad delegada que el hombre tiene de
hacer justicia y establecer mecanismos para controlar la violencia y mantener
un clima de concordia y paz entre los ciudadanos. Eso es política en el sentido
más completo.
Hay quienes señalan que
la política es del diablo atribuyendo a Satanás tanto el origen como la
principal influencia detrás del hecho político. Sin embargo, a la luz de
lo comentado en Génesis 9:6, fue Dios quien estableció las bases de la política
como recurso para el gobierno de la raza humana.
No se debe confundir la
política con la politiquería, el partidismo político ni las ideologías detrás
de los partidos.
El hecho de que hombres
pecadores imperfectos cometan errores en la forma como ejercen responsabilidad
de gobierno no anula la bendición que Dios regaló a la humanidad al establecer
el gobierno como mecanismo para la búsqueda de la paz y concordia entre
semejantes (Rom.13:1-4).
Al mismo tiempo debe
señalarse que cualquier estructura de gobierno que tenga una sociedad va a
obedecer a una forma específica de entender cómo deben ser las relaciones
sociales, el uso del poder, las formas y medios de producción, el tamaño y
control del Estado, el uso de los recursos, la distribución de las riquezas,
etc.
En otras palabras,
habrá una ideología o filosofía política de cómo debe ejercerse el gobierno.
Tradicionalmente se ha
distinguido dos tipos de ideologías predominantes (con variantes intermedias):
ideologías de izquierda (socialismo, comunismo) con un énfasis en la igualdad
social y mayor control del Estado, y las ideologías de derecha
(conservadurismo, liberalismo) con énfasis en la propiedad privada y el libre
mercado.
LOS DESAFÍOS DEL CRISTIANO FRENTE A LA POLÍTICA
Ha sido para el
creyente todo un desafío tener una actitud bíblica y equilibrada frente al
poder político en cada periodo de la historia que la iglesia ha vivido.
La respuesta de Cristo
a los discípulos de los fariseos y herodianos en Mateo 22:21 no ha sido fácil
de aplicar por la iglesia: “Dad al Cesar lo que de Cesar y a Dios lo que es de
Dios”. Parece que Dios y el César se han mantenido en una tensión permanente.
Hubo momentos en que la
iglesia hizo alianzas con el poder político, llegando incluso a mimetizarse con
este. En esa condición, Dios y el Cesar eran uno solo.
En otros momentos, la
iglesia se distanció del poder político rechazando toda participación ciudadana
en la política por considerarla impropia de un cristiano. En esa condición,
Dios y el Cesar se excluían mutuamente.
¿Cuáles son algunos
desafíos puntuales que la iglesia tiene frente a sí en su relación con el poder
político?
EL DESAFÍO DE LA FIDELIDAD ABSOLUTA A JESUCRISTO
Un peligro que corroe
el cristiano en su relación con el hecho político es llegar a colocar su
fidelidad a alguna causa política por encima de su fidelidad a Dios
El cristiano no tiene
prohibido por la Escritura formar parte de algún grupo o movimiento político
pero esta participación debe llegar hasta el punto en que dicho partido o
movimiento comprometa sus principios cristianos. Siempre es bueno recordar que
conviene obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29).
Por esta razón es muy
importante que antes de pertenecer a algún movimiento o partido político revise
muy bien los fundamentos ideológicos que lo sustentan y también estar atentos
de la forma como el liderazgo de dicho movimiento entiende y aplica dichos
fundamentos.
No debemos hacer
alianzas con ningún grupo que en su ideología o actuación deshonren a Dios.
EL DESAFÍO DE LA MILITANCIA CRISTIANA ACTIVA
El creyente ya tiene por
definición una militancia activa como ciudadano del reino de los cielos. Todo
creyente tiene una misión que cumplir enfocado en la restauración integral del
hombre. Jesús definió su propia misión con estas palabras:
El Espíritu del Señor
está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; a predicar
el año agradable del Señor (Lucas 4:18-19)
Es importante notar
cuan integral era la misión de Jesús. Tocaba el cuerpo, las emociones y el
espíritu de los pobres, quebrantados, cautivos, ciegos y oprimidos.
El pecado afecto a la
totalidad del ser humano y lo alejó de Dios y de sus semejantes. Por lo tanto
la misión de Jesús debía afectar también al hombre integralmente y acercarlo de
nuevo a Dios y sus semejantes en una auténtica relación de amor.
Después de su
resurrección Jesús les dijo a sus discípulos: “Como el Padre me envío así
también yo los envío” (Juan 20:21). Esto significa que la misión del creyente
no es diferente que la misión de Jesús. También nosotros debemos
“pregonar el año agradable del Señor” ayudando a toda persona posible a
restaurar su comunión con Dios mostrando en nuestra conducta la justicia, la
paz y el amor.
Casi todos los partidos
y movimientos políticos también tienen como objetivo ayudar al ser humano. Pero
solo la misión del cristiano tiene el respaldo divino para una verdadera y
profunda trasformación (Mateo 28:19-20). Los partidos necesitan militantes para
cumplir sus objetivos pero un creyente que es un militante activo y
comprometido del Señor Jesús no necesitará de ninguna plataforma política para
ayudar a los necesitados, socorrer al menesteroso y llevar un mensaje de
esperanza al afligido.
EL DESAFÍO DE APEGARSE A LA VERDAD
Cuando hay luchas de
poder entre aquellos que aspiran el gobierno, la mentira puede ser un arma muy
poderosa. La estrategia de desprestigiar al otro señalando acusaciones que no
son ciertas ha dado resultado en muchas contiendas políticas y partidistas.
Los medios de
comunicación son utilizados indiscriminadamente para propagar información que
no es veraz, cuyo único objetivo es la destrucción de la imagen de personas y
grupos políticos. Mucha gente que toma como ciertas las informaciones
propagadas por los medios, utiliza esta información para formarse una idea del
carácter y comportamiento ético de las personas. El resultado, por lo general,
es una visión distorsionada de la realidad, sea porque es exagerada
negativamente o magnificada positivamente.
Para el cristiano esta
situación le presenta un conflicto importante. Cristo exige de sus
discípulos que hablen solo lo que es verdadero (Efesios 4:25; Colosenses 3:9).
Entonces como creyentes no podemos caer en el juego de repetir algo solo porque
alguien lo dijo o porque apareció reseñado en la prensa. Podríamos estar
colaborando con la mentira que alguien ha echado a rodar para desprestigiar a
otro. Nuestro compromiso inquebrantable es con la verdad y para ellos debemos
agotar todas las instancias posibles para estar totalmente seguros de lo que
vamos a creer o decir a los demás.
Atención especial
merecen el uso de las redes sociales. Por ser una forma rápida y masiva de
hacer circular información, mucho creyentes no toman el tiempo de comprobar la
veracidad de la información y la comparten con su grupo, haciéndose participes
y propagadores de la mentira, de lo cual sin duda daremos cuenta a Dios.
EL DESAFÍO DE MANTENER EL TESTIMONIO PERSONAL
No importa cuál sea
nuestra afinidad con una determinada tendencia política, sobre todas las cosas
debemos mantener limpio nuestro testimonio personal ante los que no conocen a
Dios. Pedro exhorta a los creyentes a que silencien las intrigas de aquellos que
los acusaban haciendo el bien (1Ped.2:15-16).
Algunos creyentes lamentablemente
han cedido a la presión política y han fallado en asuntos como ofrecer lo que
no pueden cumplir (típico de muchos políticos), una vez que llegan al cargo se
distancian de aquellos que lo apoyaron o no se mantiene sensible a sus
necesidades, entran en contiendas amargas contra los que se oponen a sus ideas
políticas, no denuncian actos de corrupción, inmoralidad o falta de ética
cuando los señalados son de su propio partido o cuando la denuncia les puede
costar su carrera política. En estas y varias otras formas se puede dar un mal
testimonio ante aquellos que no conocen al Señor alejándolos de la posibilidad
de conocer al Dios que puede trasformar la vida de las personas.
Otra forma en que
podemos fallar en nuestro testimonio es la manera como expresamos nuestra
inconformidad con las actuaciones del gobierno o de algún funcionario del
Estado.
Las instrucciones
apostólicas sobre la sujeción a los gobernantes no significan que no podemos
expresar nuestra inconformidad o desacuerdo con las decisiones o políticas que
ellos asuman.
Algunos ejemplos sirven
para ilustrar este punto. En Hechos 4:19 y 5:29 los apóstoles confrontaron a
las autoridades del Concilio porque estos les habían prohibido predicar el
evangelio. Ellos consideraron justo expresar su desacuerdo con las autoridades
y, aunque lo hicieron de forma respetuosa, fueron muy firmes en su postura.
El apóstol Pablo en
Hechos 16:37-40 y 22:25-30 igual confronta a las autoridades por procedimientos
arbitrarios que estaban realizando en cuanto a su integridad física y el
testimonio del evangelio. Entonces, tanto Pedro como Pablo expresaron su
desacuerdo a las autoridades con algo que ellos no consideraron correcto y que
afectaba la misión que Dios les había encomendado y su integridad física.
De la misma forma, el
creyente puede (y debe) expresar su desacuerdo cuando algún funcionario del
Estado o de gobierno actúe de forma inadecuada o irresponsable. Pero expresar
tal desacuerdo implica que se deben seguir los canales que las mismas leyes
ofrecen para ello y que no estén reñidos por la ética cristiana.
Se comparten aquí
algunas recomendaciones:
Toda actuación de un
creyente frente a los gobernantes o funcionarios de Estado debe ser antecedido
de un tiempo de oración y profunda dependencia de Dios. Debemos revisar
nuestras motivaciones para descartar que estén fundamentadas en ambiciones egoístas,
rivalidades carnales o revanchismo.
Es necesario conocer
bien las leyes que nos amparan porque toda actuación debe hacerse dentro del
marco de las leyes.
Las formas violentas de
manifestación o que afecten el derecho de los demás, deben ser descartadas.
Debe haber total
seguridad que aquello que se va a expresar es absolutamente verdadero y
demostrable.
Toda expresión de
inconformidad debe hacerse en un tono respetuoso y humilde.
Es necesario recordar
que nuestra confianza final está en Dios, no en lo que pueda hacer el hombre.
EL DESAFIO DE AMAR A LOS QUE NO PIENSAN IGUAL
Las polarizaciones
políticas suelen despertar las más profundas pasiones de animadversión entre
las personas. Es difícil para alguien que está totalmente identificado
con un proceso político discutir con alguien que no piense igual y mantener la
calma y el respeto por la otra persona.
Jesús llama a sus
discípulos a amar a los enemigos (Mat 5:43-44). Esto tiene implicaciones
puntuales en la forma como un cristiano debe tratar a aquellos que
políticamente adversan sus ideas.
A diferencia del que no
tiene temor a Dios, un creyente debe orar, bendecir, perdonar, hacer el bien,
saludar con afecto, respetar y tener en alta estima al que no piensa como él.
En una palabra, amarlo genuinamente (Rom.12:20-21)
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