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viernes, 15 de junio de 2012


ARTICULO INVITADO
La renuncia del Procurador y la presión a Danilo por los cargos
Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
¿OH, Y ESO?.- Cuando Radhamés Jiménez puso su renuncia como Procurador General de la República a partir del 16 de agosto, nadie del gobierno entendió la razón de esa inusual iniciativa, y tal vez quien menos la entendió fue el presidente Leonel Fernández. Al parecer fue muy de Jiménez, no la consultó y tampoco previó consecuencias, en el caso de que se produjeran. ¿Qué era lo que pretendía, hacerse el gracioso o desestabilizar la administración? Se hacía impensable que la acción fuera contra el presidente Fernández, cuyos lazos van más allá de la simple relación de poder. Pero, y entonces ¿Por qué contra Medina? ¿Qué le hacía creer que no podría ocupar esa posición en el nuevo régimen? Nadie le preguntó, pero tampoco lo dijo por voluntad propia. Por suerte los peledeístas tienen cabeza propia, advirtieron que esa no era una línea del mandatario, y el gesto se quedó en lo sabido desde siempre:  que una golondrina no hace verano. Jiménez, por lo visto, se dio cuenta del error y no muestra ni prisa ni cansancio. Simplemente espera su día, como todos los demás miembros de la actual gestión...
LOS LÍMITES.-  ¿Qué es lo que conviene o apreciaría Danilo Medina en cuanto a la formación del nuevo gobierno? Se habla de la continuidad del Estado, no de los funcionarios. Los actuales titulares fueron seleccionados por el presidente Leonel Fernández,  a quien deben guardar lealtad hasta el final de su mandato y sin que importe que la entrante administración sea sustentada  por el mismo partido. Cada alto cargo, por tanto, deberá correr su propio albur y de ninguna manera su suerte dependerá de su antigua subordinación. Las comisiones de transición fueron el mejor indicativo. Si todo fuera a quedarse igual, no había necesidad de nombrarlas y mucho menos de que hagan un trabajo a conciencia, a que vayan más allá de lo protocolar. De que no sea un ritual inútil y para llenar las apariencias. Lo que confunde a quienes quieren confundirse es que  ninguno de los de ahora se quedó fuera de la campaña y que algunos se empeñaron en verdaderas hazañas, y lo que es mejor, la lograron. Los méritos se reconocen y se aplauden, pero también se premian...
LOS OTROS.-  No ha vuelto a producirse una renuncia como la de Radhamés Jiménez, pero se levantan voces fuera del gobierno y del PLD que demandan la dimisión inmediata de todos los funcionarios. Y la razón luce tonta: dejar el espacio limpio para que Danilo Medina pueda nombrar su gente sin compromisos ni presión de los actuales ocupantes. La verdad, que si hizo compromisos, deberá cumplirlos, y deberá cumplirlos sea que el favorecido esté o no en la nómina pública. Y de presión, ni hablar. ¿Cómo puede presionarse al jefe del Ejecutivo para que designe en determinada posición a un compañero de partido u ocasional de la campaña que considere no es el adecuado? De Medina dicen que no aparece, que despacha desde oficinas desconocidas. Y eso está muy bien. Sin embargo, se hace necesario que haga correr una historia negra, inventada al efecto, de que se molesta con los lanzados, con aquellos que no se contienen, y casi lo asaltan con los cargos y los reclamos de nombramientos. Que a su entender,  quien no pueda aguantarse hasta el 16, que tumbe y olvide...
EL VIOLÍN.- La impresión que se tiene es que los peledeístas, como llevan ocho años seguidos en el poder, no tienen tanta necesidad de un cargo como los perredeístas que desde el 2004 no saben por dónde anda Linda. Incluso, se tiene otra idea. Que algunos aprovecharon bien estos años de gloria y que con tan buenos “ahorros” pueden sobrevivir sin cobrar los días 25. Sin embargo, son simples pareceres, conjeturas que no corresponden a la verdad. Lo verdadero es que a muchos peledeístas angustia la posibilidad de que en un gobierno de su partido, habiendo ganado el candidato de su preferencia, les apliquen la alegre consigna, ideada para los contrarios en el 2004, de que “E pa’ fuera que van”. Se hará difícil convencerlos, pero podría suceder y ser algo natural. La consecuencia de la dinámica de la política. Estoy pensando en los puestos medios, o bajos, pero igual en los altos. Hay quienes adelantan que están cansados, que les haría bien un respiro, que hay que dar paso a otros compañeros. Pero como dice un amigo mío: El Violín de la Vieja Belén. El doctor Merengue se encarna con tanta facilidad...

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