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sábado, 10 de diciembre de 2011


CONSPIRACIÓN CONTRA LA JUNTA CENTRAL ELECTORAL

Luis Encarnación Pimentel
encar-medios@hotmail.com

Pedir, a cinco meses de las elecciones, la renuncia en pleno de los miembros de la Junta Central Electoral, así como alegar que todas las decisiones del equipo elegido válidamente por el Senado son ilegales, es una gran locura. Por lo temeraria, inoportuna e irresponsable de la petición, queda muy mal parado ante los ojos de los sectores más sensatos y conscientes del país el sector del PRD que la hace suya y pública, el denominado consejo de asesores del candidato Hipólito Mejía.

Es alto sospechoso que el perturbador y unilateral elemento (Miguel Vargas, presidente del Partido, no fue consultado y lo desautorizó) se produjera al día siguiente de la última encuesta de la firma Asisa repetir a Danilo Medina puntero en las preferencias, ahora con un 53.1%, contra 40.5% de Mejía.

Quien de verdad se cree arriba y siente que el triunfo está de su lado no apuesta a la intranquilidad del proceso ni al caos, sino a que los votos se cuenten en paz y con transparencia, para que lo más temprano posible se le declare ganador.

Si desacreditamos al árbitro y los números fueren muy reñidos, ¿quién cuenta los votos y declara un ganador, sin que el país pase por un trauma? Ojalá los autores de los últimos “ruidos” en torno a la JCE y los comicios de mayo midieran los riesgos de por medio y advirtieran al monstruo que pudieran estar incubando! Además de ser la institucional, la posición externada por Vargas como cabeza del PRD en carta del 8 de noviembre a la JCE, luce la más racional y madura, toda vez que plantea que el partido blanco procura resolver cualquier problema “en base al diálogo y la concertación, siempre orientado a la celebración de un proceso electoral transparente y apegado a la ley”.

¿Acaso esto último no es lo que se quiere y lo que conviene al país, y a todos? El irracional pedido de los “asesores” del candidato blanco de que todos los miembros de la JCE se vayan, que vuelvan los que estaban antes, quedando su trabajo y el proceso a medio talle, confirma dos sospechas: Que el fin del “ruido informático” era la cabeza del organismo, Roberto Rosario, y desmembrar el equipo, y que el objetivo interno sería provocar, empujar y terminar sacando a Miguel Vargas.

Y evidencia una tercera: el riesgo que sería ñpor inmadurez, irracionalidad e imprudencia institucionalñ el principal sector de oposición que quiere volver al poder, el PRD-Mejía.

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